ETAPA VII LEÓN – ASTORGA

Etapa con trazado paralelo a la nacional y en muchos tramos por la misma hasta Hospital de Orbigo. Y desde Hospital de Orbigo, trazado duro por pistas pedregosas y enterragadas a veces donde se hundía la bici y senderos y un continuo sube y baja con cuestas cortas pero duras, que han hecho duro el final de etapa.

A todo lo anterior unir el calor fuerte al medio día.

Manolo y José, se han levantado a las 7:00, yo a las 8:00, se han despedido de mí a las 8:00. Me he levantado y he desandado el camino, buscando el taller de bicicletas y el lugar donde me perdí ayer.

He revisado las señales y es que está muy mal indicado, cuando entras en León y llegas a la avenida donde comienza el carril bici, hay que tener cuidado, porque si sigues por el carril bici, donde te indica una flecha visible, vas al albergue municipal. Lo que hay que hacer es cruzar la calle por el paso de peatones y seguir por la calle de la derecha, la que se queda justo enfrente cuando llegamos a la redonda antes del carril bici, esta indicado por una flecha, pero escondida detrás de una farola.

El taller abría a las 10:00, mientras he aprovechado para desayunar.

El taller en cuestión es Bicicletas Blanco, el dueño, Carlos me ha atendido fenomenalmente, nada más verlo empezar a trabajar, me he dado cuenta de que era un buen mecánico. He salido a las 11:30 del taller, he hecho el recorrido bueno del camino esta vez que ayer no pude.

La salida de León es lenta. En las afueras Manolo y José me han llamado para decirme que estaban desayunando en Hospital de Orbigo.

Después de abandonar el casco urbano el avance es más rápido, solo he tenido que parar, para fijar bien las alforjas, que con las prisas no lo había hecho.

El tramo desde Hospital de Orbigo a Astorga, se me ha hecho duro por el terreno y el calor. He tenido la compañía de otro bicigrino en este tramo y me he encontrado a unas inglesas refugiadas en un alto debajo de un techado para que les diera algo.

La vista de Astorga desde el cruceiro que hay en el alto antes de descender a la ciudad es muy bonita.

He atravesado Astorga y Manolo y José me esperaban en el restaurante del hostal. Nada más llegar nos hemos sentado a comer.

Me he regalado con un cocido maragato el cuerpo, porque creo que me lo tenía merecido, después del día accidentado que he llevado.

Ha llegado el camarero con un pedazo de plato, que pensaba que no me lo iba a comer, pero yo poco a poco he dado cuenta de todo y después de la sopa y las natillas. El tio se ha “quedao flipao”, JAJAJAJAJAJAJ.

Después ha llegado el show, cuando he subido a la habitación por poco me muero del susto. No he visto en mi vida un sitio tan cutre, que digo tétrico, mejor dicho un antro, como ese.

La habitación lleva por lo menos de 30 a 40 años sin reformar. No había agua en el lavabo, pero lo que es peor, los colchones erán malisimos. Después de tumbarnos un rato, no llegaría a una hora, me he levantado con un dolor de espalda que no veas.

Mis compañeros no querian por el mal rato que se pasa, pero yo he bajado y he hablado con los niños que estaban alli y les he comentado que la habitación no estaba en condiciones, ellos me lo han reconocido y después de algunas llamadas al jefe, que quería cobrarnos la mitad y todo, hemos salido por patas de allí. Fijaros que las bicicletas de Manolo y José estaban amarradas juntas y las he sacado a las dos en peso con tal de salir corriendo, JAJAAAAJAJJAAJ.

Nos hemos hospedado en otro hostal que había al lado, que era como de la noche al día, este hostal el bueno es el Hostal Coruña, lo recomiendo.

El sitio o antro en cuestión es el Hostal Gallego, lo digo por si a alguien se le ocurre asomarse por allí. Puede pillar una depresión, eso lo menos malo, JAJAJAJAJAAJA.

Después de la trapisonda, paseo por Astorga, sello de credencial, fotos nocturnas y vuelta al Hostal a dormir, esa noche por culpa del abuso de los cafés en la comida, dormí poco, lo que me afecto al día siguiente.